Cómo actuar:

Toda ayuda viene de un correcto diagnóstico y de saber cómo tratar ese problema, identificar para poder desactivar.

Es habitual que si se trata de un ser querido tratemos de minimizar el problema.

«Es algo puntual«, que es lo que suele decir el adicto, incluso cuando se lleva años con esa excusa y la familia la acepta como descanso mental y esperanza 

Pero la esperanza no ayuda en nada, todo lo que nos aleja de la realidad tal cual es, sólo consigue agravar el problema y alejar las soluciones.

Reconocer el problema en su real magnitud, es el primer paso para resolverlo. Una vez asimilado «lo que hay», informarse con los psicólogos de la mejor forma de actuar, la mejor forma de dialogar.

Los primeros pasos

Estar preparados para ayudar, convivir con un adicto no es fácil.

Se suele hablar de terapia para el adicto, la primera terapia es para la familia, para los que conviven con él 

La familia ha de tener líneas rojas para proteger su salud mental, emocional y económica. Si cae la familia, cae el adicto

En los años ochenta cuando la adicción de heroína, pilló desprevenidos a muchos padres, fueron muchas madres y padres que murieron de sufrimiento antes que sus hijos de las drogas, no hay forma de medir el nivel de dolor, de impotencia, de ver a un hijo o un familiar con un nivel de adicción de esa magnitud.

Algunos psicólogos dicen:

¿En qué fase estáis?

¿En la tres es cuando se le echa a la calle?

Si algo se ha aprendido es que puede pasar, entonces.

Haremos todo lo posible por salvar a un ser querido, para que no caiga.

Cómo haremos todo lo posible para no caer nosotros, en depresiones, en que nos bajen las defensas del sistema inmunitario. 

La salud de la familia es prioritaria, tarde o temprano se ha de proteger y el adicto salir del domicilio familiar.

Una formula muy utilizada es pagarle una habitación fuera de casa, los expertos dicen de no pagarles nada, pero es muy duro verlos durmiendo en la calle.

Vamos a necesitar estar lo más serenos posible, con una salud mental y emocional lo más sana y fuerte posible.

Con la unidad familiar como elemento básico e imprescindible 

La Unidad familiar.

El adicto está acostumbrado a mentir, y a decirle a cada uno lo que quiere escuchar, con el objetivo de que lo dejen en paz y conseguir dinero.

La unidad familiar es vital, hay que compartir toda la información por pequeños detalles que sean, para impedir cualquier intento de manipular y dividir la unidad familiar.

Decidir entre todos una estrategia, cuando haya dudas, volver a reunirse, pero que el adicto, ese familiar o amigo que queremos ayudar no vea brechas ni fisuras.

Que cada uno sepa qué papel ha de adoptar, que una persona sea el portavoz, el que negocie con el adicto. 

Aconsejamos encarecidamente la lectura del enlace de la Clínica Mayo sobre cómo realizar una intervención, es cuando la familia se reúne con profesionales para informarse y planificar una intervención, que será una reunión con el adicto, la familia y profesionales.


Compartimos un texto de la Clínica Mayo 

Intervención: Ayuda a un ser querido a superar una adicción

Una intervención puede motivar a alguien a buscar ayuda para tratar el abuso de alcohol o drogas, la alimentación compulsiva u otros comportamientos adictivos. Descubre cómo hacerla y cómo lograr que tenga éxito.

¿Cómo funciona una intervención?

Una intervención, generalmente, comprende los siguientes pasos:

  1. Elabora un plan. Un familiar o un amigo propone una intervención y forma un grupo de planificación. Es mejor consultar a un consejero profesional calificado, un profesional especializado en adicciones, un psicólogo, a un asesor de salud mental, un trabajador social o un intervencionista para que te ayude a organizar una intervención eficaz. Una intervención es una situación con una alta carga emocional y con el potencial de generar ira, resentimiento o una sensación de traición.
  2. Infórmate. Los miembros del grupo se informan sobre la dimensión del problema de tu ser querido e investigan sobre la afección y los programas de tratamiento. El grupo puede comenzar con arreglos para inscribir a tu ser querido en un programa de tratamiento específico.
  3. Forma el equipo de intervención. El grupo de planificación forma el equipo que participará personalmente en la intervención. Los miembros del equipo fijan una fecha y un lugar, y trabajan juntos para presentar un mensaje coherente y ensayado, así como un plan estructurado. Por lo general, los miembros del equipo que no son familiares ayudan a que la discusión se mantenga enfocada en los hechos del problema y en las soluciones compartidas en lugar de en respuestas emocionales intensas. No dejes que tu ser querido sepa lo que están haciendo hasta el día de la intervención.
  4. Decide las consecuencias específicas. Si tu ser querido no acepta el tratamiento, cada persona del equipo debe decidir qué medida tomará. Por ejemplo, puedes decidir pedirle a tu ser querido que se mude de tu casa.
  5. Haz notas sobre lo que dirás. Cada miembro del equipo describe incidentes específicos en los que la adicción causó inconvenientes, como problemas emocionales o económicos. Analiza el daño que causó el comportamiento de tu ser querido al mismo tiempo que expresas preocupación y expectativas respecto al hecho de que puede cambiar. Tu ser querido no puede discutir sobre hechos ni sobre tu respuesta emocional ante el problema. Por ejemplo, comienza diciendo lo siguiente: «Me molestó y me hizo daño que bebieras…».
  6. Haz la reunión de intervención. Se le pide a tu ser querido con una adicción que vaya al sitio de la intervención sin decirle el motivo. Luego, los miembros del equipo se turnan para expresar sus preocupaciones y sentimientos. Se le presenta una opción de tratamiento a tu ser querido y se le pide que la acepte en ese momento. Cada miembro del equipo dirá qué cambios específicos hará si tu ser querido no acepta el plan. No amenaces con una consecuencia, a menos que estés listo para llevarla a cabo.
  7. Haz un seguimiento. Involucrar al cónyuge, a los familiares o a otros es fundamental para ayudar a alguien que tiene una adicción a seguir el tratamiento y a evitar recaídas. Esto puede comprender cambiar patrones de la vida diaria para que sea más fácil evitar los comportamientos destructivos, ofrecerse a participar en la terapia de tu ser querido, buscar tu propio terapeuta y tu propio apoyo de recuperación, y saber qué hacer en caso de una recaída.

Una intervención exitosa debe estar planeada cuidadosamente para que tenga los efectos previstos. Una intervención mal planificada puede empeorar la situación: tu ser querido puede sentirse atacado y puede aislarse o volverse más reticente al tratamiento.

Escrito por el personal de Mayo Clinic

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